Y algo de suerte si que hubo, porque lo parecía estar abocado al desastre, terminó siendo una de las noches mas agradables que hemos pasado en el campo. No solo no despejo parcialmente, sino que por espacio de casi dos horas las nubes eran casi testimoniales y aparte de alguna que otra estrella fugaz, si que pudimos apuntar hacia algún que otro objeto, que en mi caso fue la Snowball, el Cúmulo de E.T. (todavía no subido al blog) y un par de dobles, entre ellas la preciosa Almach, objetivo que siempre que puedo le echo un vistazo. A destacar de la noche el telescopio Schmidt-Cassegrain que uno de las miembros de la asociación llevó, el cual combinado con una diagonal y ocular de 2" nos dejo imágenes impresionantes del Doble Cúmulo de Perseo o la Galaxia de Ándrómeda.
Pero sin ningún género de dudas lo mejor vino cuando ya el cielo volvía a estropearse. Con no poco esfuerzo, dos participantes lograron identificar y observar Neptuno con un telescopio reflector de 250mm de diámetro, apuntando luego con mi refractor de 102mm. Me encantó poder ver este planeta, el cual me ha sido esquivo en alguna ocasión en la que no he podido identificarlo desde la terraza de mi casa.
Poco a poco las nubes fueron otra vez ganando la partida, hasta que al final nos obligaron a recoger los equipos y dar por finalizada la noche. Con todo ya metido en los coches pasamos casi una hora hablando de tecnología, carrera espacial o antiguas series de ciencia ficción, lo cual supuso un buen final a una concurrida noche de observación en la que podría decirse que las nubes no pudieron arruinarnos la cita. En este enlace tenéis la crónica desde la web de la ADA.
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