La constante presencia de las las nubes, la de la cegadora Luna y circunstancias personales, han hecho que desde hace casi 20 días no haya podido realizar ninguna observación a mis horas habituales para ello. Lo mas frustrante ha sido ver que al amanecer estaba despejado y luego poco a poco, la jornada se iba tornando cada vez mas gris hasta llegar a una noche totalmente cubierta y sin posibilidad de sacar el telescopio.
Lo único que me alegraba un poco al salir a la calle cuando el Sol estaba asomando, era ver la conjunción Marte-Venus-Júpiter. Así que la madrugada del 30-10-15 me levanté a las 04:30 de la mañana y en aproximadamente media hora tenía el telescopio montado en la terraza dispuesto a recorrer esos tres planetas de nuestro sistema solar. Mi mayor preocupación era la humedad que hubiera en ese momento y que pudiera afectar a las ópticas, circunstancia que se hizo evidente en el suelo y en la escalera, y que que me hizo ponerme alerta porque aun no he terminado un sistema casero anti-rocio que me estoy fabricando.
El primer objetivo fue Venus del que pude ver su fase muy claramente a bajos aumentos y que llevé finalmente hasta los 80x para hacer el dibujo. Sorprende un poco el hecho de que a simple vista este planeta parezca una estrella muy brillante y que cuando miras por el ocular, esta joya del cielo tenga un aspecto parecido a nuestra Luna al ser interior con respecto a la Tierra y presentar un cuarto creciente o menguante. Este vecino nuestro, requiere para el observador un ejercicio de compresión de lo que se está viendo, porque si bien no apreciaremos ningún detalle en su superficie debido a su luminosidad, hemos de ser conscientes del infierno de dióxido de carbono, presión atmosférica 90 veces superior a la terrestre y un efecto invernadero que debería hacernos pensar muy bien que estamos haciendo con nuestro propio planeta.
Desde que Galileo Galieli observara por primera vez sus fases, muchos han sido los astrónomos que se han fascinado por este en apariencia bello mundo, pero que esconde una realidad terrible, hasta ha inspirado muchas creaciones literarias o cinematográficas que han descrito mundos habitados llenos de espesas selvas. Mas allá de la ciencia o la cultura, aficionados o no a la astronomía, todos nos hemos quedado alguna vez mirando a esa estrella tan brillante en el amanecer o anochecer, y sabiendo o no lo que era realmente, nos ha fascinado su presencia.
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