Nada mas pisar la terraza vi como procedente de alguna parte del vecindario, se apreciaba a baja altura una densa nube de humo de alguna estufa de leña o calefacción, la cual si bien estaba aun un poco lejos, podría dar al traste con la observación como ya lo había hecho algunos días antes. No era la primera vez que sufría el "fenómeno". Por supuesto que no soy quién para condenar a nadie a pasar frío con tal de poder llevar a cabo mis observaciones, así que con un esbozo de sonrisa en la boca, me puse a montar el telescopio confiando en que aquello ni ganara altura ni se acercara a mi casa.

En los meses que llevo de afición, he adoptado la opinión que los cúmulos abiertos están un poco menospreciados y que a la hora de pegarse al ocular para observar uno, debemos esforzarnos un poco mas para percibir las estrellas mas tenues del mismo. En el caso de Mel 20, dirigí el telescopio hacia una zona de gran riqueza estelar y tras unos breves minutos observando, era increíble la cantidad de estrellas que parecen salir de la nada cuando tu vista se acostumbra a la oscuridad. Esto, si como en mi caso no se dispone de motores de seguimiento, puede dificultar mucho la realización del dibujo, debido a que hay que tener especial cuidado en no repetir estrellas cuando estas están al borde de la percepción.
Estoy seguro de que en la confección del mismo se me escapó alguna, porque ciertamente el número de ellas era mas que significativo en un cúmulo mas adecuado para prismáticos que para un telescopio. No obstante, aquí dejo el testimonio de una observación urbana hecha un poco deprisa debido a un humo que lentamente se acercaba a mi terraza.
"Fácilmente localizable apuntando a Mirfak y yendo hacia el sureste. Es un cúmulo abierto muy extenso, así que decido meter en el ocular a la estrella Mirfak para hacer el dibujo. Es muy agradable de observar, con estrellas muy tenues que aparecen si consigo adaptar la vista a la oscuridad".