Pero sobre la una de la madrugada fue el "MOMENTO EN QUE" todo aficionado a la astronomía divisa un punto muy brillante en el cielo, apunta hacia él, se asoma al ocular y siente algo parecido a lo que debieron sentir Galileo Galilei o Christiaan Huygens en las primeras observaciones del posiblemente mas fascinante de los planetas de nuestro sistema solar: Saturno.
Lo primero que me llamó la atención fue su forma, sus anillos estaban orientados de tal manera que la figura era idéntica a un ojo que "observa al observador", algo que incluso ya empieza a apreciarse a bajos aumentos, concretamente a 53x los anillos ya eran plenamente perceptibles, aunque la imagen mas clara y enfocable la obtuve a 101x con el ocular Omni Celestron Plossl de 9mm. A 128x la imagen era mas grande pero perdía bastante calidad, seguramente debido a la baja altura sobre el horizonte que esta maravilla tenía en ese momento. Fue la primera vez que haciendo planetaria de verdad lamenté no tener un refractor mucho mas potente, uno de 150mm de diámetro y una relación focal alta debe proporcionar unas vistas de Saturno impresionantes.
He de decir que aunque aprecié tres satélites, la posición de estos no se corresponde con la simulación que he hecho después en Stellarium, desconozco la razón o si es un error en la interpretación de lo observado por mi parte. Simplemente dejo el dibujo de aquella noche al que no le he puesto el nombre a sus lunas, tal y como hice con Júpiter, por no poder corroborarlo con exactitud.
"Con el ocular de 9mm Saturno es perfectamente enfocable. Creo apreciar una banda de nubes en la superficie del planeta, pero ni rastro de divisiones en sus anillos. Distingo tres satélites y una estrella en la zona de abajo".
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